jueves, 23 de octubre de 2008

17.04

Sujeto A: (A un telefonillo) Sí mamá, como no funcionaba, lo he vendido..
Sujeto B: (Desde el telefonillo) Pero hijo, ¡que el saldo se recarga!



Totalmente verídico.

Madrigal.

Y hoy, después de hará un mes escaso, he vuelto a pisar aquellos pasillos, siempre oscuros. Enfrente de dirección, donde esperaba sentada llorando el resultado final, si definitivamente me iba, o, si por el contrario, pasaba otro año más en aquel.. ¿infierno? No, ahora ya no lo es. Deseaba desaparecer de allí, empezar una vida nueva en donde fuera, y dejar todo lo malo en aquel maldito colegio. Pero ya no. A pesar de jurar no añorarlo nunca, he vuelto. ¿Y qué? Silencio en los pasillos. Y de vez en cuando, algún estallido de risas al otro lado de éstos. Era un buen sitio. Se estaba agusto. Son ese tipo de cosas de las que no te das cuenta hasta que no se acaban. Las personas a las que antes debía un "respeto" (el cual les perdimos, la confianza lo rompió) nos han recibido, sonriendo. Porque ya no somos sus niños, ahora, sólo somos un recuerdo en sus memorias como profesores. Dicho así parece trágico, aunque yo creo que es bonito.
El miércoles volveré. A recoger cosas. Después... Después, seguirá mi nueva vida adelante.

Creo que a pesar de 10 malos años... Ya hecho de menos mi colegio. (Y, por consiguiente, y como siempre, mi infancia.